jueves, 12 de agosto de 2010

CARTA DE UN GUARDIA CIVIL AL "Sr. PERE NAVARRO"

Cuando se tiene la razón y un par se pueden decir verdades como puños,

porque recordemos que el Duque de Ahumada creó la Guardia Civil para acabar con el bandolerismo en los caminos, no para recaudar y que hace mucho más una pareja visible en la carretera que un radar o la misma escondida sacando fotos.

Recaudan menos.... pero salvan más vidas.

CARTA DE UN GUARDIA CIVIL AL "Sr. PERE NAVARRO"
Leo en el día de hoy las nuevas declaraciones del Director General de Tráfico, Sr. Pere Navarro, en las cuales lanza una velada amenaza a los guardias ante la evidentísima huelga de bolígrafos caídos, y que se suman a las anteriores, en las que manifestaba que un radar hacía la misma labor que diez guardia civiles.

Desde la óptica de alguien que lleva millones de kilómetros a sus espaldas, quiero hacerle las siguientes reflexiones:

-NUNCA he visto a un radar poner unas cadenas en un puerto de montaña a -20º porque su conductor no podía hacerlo. A los guardias SI.
-NUNCA he visto a un radar hacer filigranas en la moto para llevar agua a niños medio deshidratados y medicación a enfermos atrapados en un atasco kilométrico. A los Guardias SI.
-NUNCA he visto a un radar sacar a los heridos en un accidente de un vehículo en llamas. A los guardias SI.
-NUNCA he visto a un radar jugarse la vida y a veces perderla (Simón D.E.P.) regulando el tráfico inmediatamente después de un accidente. A los guardias SI.
-NUNCA he visto a un radar interceptar a un conductor borracho que circula en dirección contraría por la autovía a toda velocidad. A los guardias SI.

Y ya puestos, NUNCA he visto a un radar interceptar a nadie, ni siquiera a aquellos que ha burlado a diez radares seguidos porque llevan placas falsas, robadas o simplemente no llevan. A los guardias SI.
En fin Sr. Navarro, si cree que va a amedrentar a los hombres y mujeres que hacen esas cosas y miran a la muerte a la cara a diario SIMPLEMENTE SE EQUIVOCA.
No pertenezco a la Agrupación, y no solía poner muchas denuncias de tráfico (10 ó 12 al mes), pero por lo que a mí respecta el bolÍ no se ha caído, ESTA HUNDIDO EN EL POZO DE LA PUTA MISERIA DONDE UDS. LO HAN MANDADO.
Por último, quizá un radar RECAUDE más que diez guardias, pero seguro que un mono borracho lo hace bastante mejor que la clase política a la que Ud. Pertenece

domingo, 8 de agosto de 2010

REGRESO CON LA CRISIS

Hola amigos, regreso a mi blog, que tenía ya olvidado, porque con esto de la crisis, voy a probar una viá de desahogo, para haceros llegar mi forma de ver esta situación que estamos atravesando. Y es que mucha gente está pagando el pato de los errores cometidos por algunos en este país, y entre esos cabezas de turco, estamos los funcionarios. En fin, cambiando de tema, os dejo con un artículo que me han enviado. Suerte a todos, valor, lucha, constancia, y mucha paciencia con la que nos está cayendo. Un abrazo.

¡Viva el delito!


El dibujo, una obra de arte, fue portada en 1991 en ABC. De Antonio Mingote, claro. En él se aprecia a un hombre de mediana edad, apoyado en un esquina callejera, con un puñal clavado en el abdomen y un hilo de sangre bajando por su rostro. Su sombrero está en el suelo, como su ánimo. Y una buena mujer acude en su socorro. Ofrece sus manos para incorporar al inocente ciudadano atracado y herido, mientras la víctima le formula un ruego: «Y sobre todo, que no se entere el juez de que le he pegado una bofetada al atracador».

Se suceden sentencias contra policías nacionales o municipales que condenan el cumplimiento de su deber, de su fundamental deber, que no es otro que defender a la sociedad del delito y los delincuentes. Son condenados a penas de prisión, expulsados de sus Cuerpos y en alguna ocasión, obligados a indemnizar al transgresor de las leyes. Un buenismo de izquierda tonta impera en las primeras instancias judiciales. Los policías no se pueden defender. Disparar contra un ladrón, sin causarle la muerte, que ataca al policía con un cuchillo, es un hecho condenable. Atacar al policía con un cuchillo es un asuntillo menor, una pequeña falta que no merece la atención de algunos jueces. Al paso que vamos y llevamos, los policías no van a intervenir contra el delito, porque los delincuentes se van de rositas y ellos son los condenados.

Si un desalmado ataca al policía con un machete, éste, antes de disparar, se verá obligado a preguntarle. «Señor delincuente: ¿Usted pretende seccionarme la yugular con el machete o sólo desea asustarme?». Si un atracador huye y da la espalda al policía –los atracadores no se fugan corriendo hacia atrás, como los banderilleros garbosos–, y el agente le ordena repetidas veces que se detenga sin conseguir que el chorizo lo haga, lo mejor que puede hacer es permitir su escapada. Porque en caso de efectuar un disparo, cuya bala perfore la pantorrilla izquierda del forajido, el policía será condenado, y el sinvergüenza seguirá en la calle poniendo la vida y bienes de los inocentes en permanente riesgo. En España, ser un delincuente violento no conlleva serios problemas. Siempre serán los agentes del orden –guardias civiles, policías nacionales, policías municipales o policías autonómicos– los sospechosos de usar la violencia. Pues claro que sí, señores jueces, sigan interpretando la Ley desde el buenismo progre, sigan castigando con dureza insoportable a los defensores del orden, y no se quejen cuando las víctimas de la violencia sean ustedes. Se han dado casos de policías que han abusado de su autoridad o de su poder. Están castigados. Pero los últimos policías condenados actuaron con una prudencia fronteriza con la inacción. Son ellos los que temen comparecer ante sus señorías, porque saben que algunos jueces inexpertos y sesgados no odian al delito y compadecen al delincuente, sino que entienden al delincuente y odian al servidor del orden.

Su labor de desmoralización de las Fuerzas de Orden Público está dando sus frutos. Conseguirán que nadie quiera ser agente de la autoridad. ¡Viva el delito! Qué país.